Catorce años después de abandonar su condición de parlamentario, tras renunciar a presentarse en los anteriores comicios, el 8 de mayo de 1910, José María Esquerdo Zaragoza, al frente de una coalición formada por republicanos y socialistas, obtenía de nuevo un escaño en el Congreso de los Diputados.
La crisis política acontecida un año atrás tras los sucesos conocidos como la Semana Trágica de Barcelona, saldada con la dimisión del conservador Antonio Maura al frente del gobierno y el nombramiento del liberal José Canalejas, marcaría el desarrollo de unas elecciones donde los republicanos, muy críticos con la respuesta dada por el ejecutivo a los hechos de Barcelona, pusieron toda la carne en el asador para lograr unos resultados que esperaban fueran decisivos para finiquitar el régimen monárquico.
José María Esquerdo, presidente del Partido Republicano Progresista, sería uno de los políticos que más a fondo se emplearía con tal de conseguir esa ansiada victoria electoral, presentándose con ese fin como candidato tanto por Madrid como por Alicante.
Pero llegado el desenlace electoral los resultados no fueron tan óptimos como esperaban. La contundente victoria de los republicanos en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia) contrastaba con unos nulos resultados en las zonas rurales y pequeñas capitales de provincia. De este modo, la Conjunción Republicano Socialista, comandada por Benito Pérez Galdós, José María Esquerdo y Pablo Iglesias, alcanzaba el 10,3% de los votos y 27 escaños, del todo insuficientes ante el 43,4% de votos y 215 escaños de los liberales de Canalejas y el Conde de Romanones y el 21,9% y 115 escaños de los conservadores de Maura.
Aún así, cabe destacar el magnífico resultado obtenido por el médico vilero, que con 41.821 sufragios se convertía en el segundo diputado más votado de toda España, solo superado por unos pocos centenares de votos más por su compañero de coalición, el escritor Benito Pérez Galdós.